Estamos a punto de votar la Constitución Europea. Muchas son las voces que nos piden el voto a favor, muchas las que nos lo piden en contra. Determinadas fuerzas políticas lo hacen con la boca pequeña, no les interesa en el fondo el si, sino sólo derrotar al gobierno, aunque al mismo tiempo se proclaman europeístas convencidos e incluso más que otros.

Se me ocurren algunas reflexiones a una semana de la consulta popular.

Creo que le debemos mucho a Europa, hemos avanzado de forma decidida hacia un bienestar económico sin olvidar la estabilidad política. Cada vez más países han ido aumentando este club y algunos están pendientes de ver como se abren las puertas para ellos, lo que significa que caminamos hacia un marco más amplio y sin duda más complejo y nosotros – en mi opinión – no debemos quedarnos al margen. Europa va a avanzar hacia nuevos espacios: mayor riqueza y mas ciudadanos beneficiándose de ella, mayor interculturalidad, mayor progreso, mayor capacidad de influencia en el mundo, no podemos consentir que EE.UU. sea el único poder en el planeta, a la espera que China sea lo suficientemente fuerte para intentar oponerse a él, - sería muy peligroso- por eso creo que sería mejor que nosotros vayamos dentro.

Es cierto que no todo está muy claro, que predomina la economía y el reparto de poder en los diferentes y numerosos artículos que no todo el mundo conoce, es cierto que a nadie le gusta del todo, que hay muchas cosas que sería mejor cambiarlas, pero ¿no nos estamos olvidando que una Constitución es un acuerdo de mínimos en los que todos estamos de acuerdo y que debe ser un solo punto de partida hacía metas mejores y mayores?

Pienso que sería un error enorme de los partidos políticos querer apuntarse el triunfo para ellos – si gana el si - o achacar el fracaso al gobierno – si gana el no- .Aunque no sea vinculante sería un fracaso de todos que ganase el no. Se que somos un pueblo bastante inteligente y recordando aquello de “Paris bien vale una Misa” pensaremos que “Europa bien vale un si”