El rey Juan Carlos ha hablado de “imperativo moral” al luchar contra los terroristas. El presidente de la ONU reclama la necesidad de luchar contra los terroristas sin olvidar los derechos humanos. Los dirigentes y gobernantes usan con profusión el lenguaje de los valores morales. Da la sensación de querer unificar los parlamentos con los púlpitos ahora que la religión católica parece estar volviendo a los viejos cuarteles integristas olvidando las ventanas abiertas para la entrada de aire fresco del Vaticano II.

El vacío moral no ha preocupado en absoluto a los intelectuales ni a los políticos en los últimos años, quizás a los educadores, Ha estado de moda un culto a la provocación, un cinismo pseudocientifico y pseudomodernista, un canto de libertinaje contra las flores del mal.

Pero el vacío sigue ahí. Sin llenarse. Y la historia no ha enseñado que estos vacíos suelen llenarse con la aparición de autoritarismos. Autoritarismos sociales, políticos y morales.

¿Estaremos caminando en esa dirección?