
La revista Foreign Policy publica este mes un informe sobre los Estados fallidos. El Secretario General de la ONU advierte de que ignorarlos solo crea problemas que se vuelven contra nosotros. Jacques Chirac ha hablado de la amenaza que suponen los países fracasados para el equilibrio mundial. Las peligrosas exportaciones de estos países pueden ser bombar contra los demás: terrorismo internacional, capos del narcotráfico, arsenales de armas en el mercado, incluidas las nucleares; demasiado para mirar hacia otro lado.
¿Qué es un Estado fallido? Aquel en el que el monopolio del uso legitimo de la fuerza no está en manos del estado, aquel que no puede garantizar el funcionamiento de los servicios públicos, aquel donde no se pagan impuestos, aquel que vive fundamentalmente del mercado negro.
Las cifras varían, para el Banco Mundial son alrededor de 30, el Departamento Británico de Desarrollo Internacional los amplía hasta los 46, la CIA los fija en 20.
Alrededor de 2000 millones de personas viven en zonas inseguras, las causas son muchas: interminables guerras civiles, hambrunas cíclicas, brotes de enfermedades, oleadas de refugiados, zonas bajo control de mafias. ¿Cómo detectarlos? Las señales de alarma son muy conocidas: mal reparto de la riqueza, instituciones corruptas, violaciones sistemáticas de los derechos humanos…
Las intervenciones extrajeras, generalmente tardías no suelen ser la solución.
Un interesantísimo trabajo de Foreign Policy.