Estamos en Semana Santa. Todo está lleno de religiosidad. Religiosidad sacra y laica. Quizás sea oportuno seguir a Fernando Savater en su invocación de dioses que se oponen entre si, dioses contradictorios y complementarios, dioses en los que no creo pero que imagino y reconozco, y en algunos casos necesito. Tales como:
el dios de la palabra oportuna;
el dios de los recuerdos;
el dios de tus manos;
el dios de tus labios;
el dios de los números, tan complejo;
el dios que me hace sonreir;
el dios de las montañas;
el dios con el que me cruzo en la calle;
el dios que nunca responde;
acompañadme, engañadme o desengañadme,
fatigoso desconcierto de la vida, igual que aquellos versos de Luis Cernuda:
No preguntes si vale
la pena haber venido,
sino déjate, piensa
que un dios es hoy tu amigo.